El artículo está dedicado a analizar el fenómeno del desencanto en el País Vasco. Defiende que se trató de una emoción melancólica que, atravesada de significado político, emergió al hilo de la desaparición de las expectativas de ruptura albergadas por la izquierda radical durante los años de la Transición. La memoria desempeñó un papel fundacional en esa experiencia y le asignó un carácter ambivalente, al albergar tanto un remanente de esa ilusión depositada en el futuro como su sustitución por un presente melancólico, identificado con la derrota de las pretensiones emancipadoras de los sectores más movilizados en contra del régimen franquista.